jueves, 15 de septiembre de 2016

Amigos del Redlato:
Nos mudamos desde redlato.ferialibrovalladolid.es a redlato.culturatic.es, o sea, que hemos cambiado la dirección de este blog dedicado a la creación colectiva. La nueva dirección es redlato.culturatic.es, en lugar de redlato.ferialibrovalladolid.es aunque si estás leyendo esto es que nos has encontrado en la nueva dirección :-)
Así que esta página va mas dedicada a robots, arañas y cacharros varios que surfean la web y la indexan, para que sepan que donde dije ferialibrovalladolid ahora digo redlato.culturatic.es
¡Un abrazo!

Autor REDLATO CULTURATIC-FLV Fecha 12:55 Propón continuaciones LEER POST COMPLETO

viernes, 24 de abril de 2015

Fue mi hermana la que reflexionó dentro de aquella locura y decidió que llamásemos a la policía, advirtiéndoles de que no debían anunciarse con sirenas o nuestro padre podría pagar las consecuencias. El taxista, que si no tuviera las manos al volante se hubiera frotado las manos de puro gusto de verse en otra igual, nos dijo que se llamaba Nico (de Nicodemo, ¿eh?), y que la carrera de esta noche nos salía gratis porque le estábamos dando argumento para una novela, porque él escribía novela negra cuando no estaba de servicio y en los ratos que estaba parado se tomaba sus apuntes. «Y celebro el 23 de abril como si fuera mi cumpleaños», concluyó.

El humor de Nico logró destensar el ambiente dentro del coche. Cuando llegamos al piso de la calle Hípica, la policía ya había entrado en el apartamento y liberado a mi padre, que solo estaba vigilado por un hombre. El reencuentro de los tres fue muy emotivo aunque casi teníamos miedo de abrazarle… ¡estaba tan delgado! Podíamos ver sus mejillas enflaquecidas y el temblor de sus manos.
Pero su voz sonaba tan autoritaria como siempre —militar hasta la muerte— cuando nos dijo, espantando sus propias lágrimas de un manotazo:

—Dejaos de lloriqueos, que hay que agarrar a esa furcia de Julia y a su amigo, ellos son los responsables de la muerte de vuestra madre.

—¡La cinta, papá! —dijo Sandra, entonces—. Están en el piso del Cuatro de Marzo, registrándolo… ¡van a encontrarla!

—Antes se helará el infierno —dijo mi padre—. Nunca hubo una cinta. Lo que necesitaba para inculparles lo he conseguido dejando que me secuestrasen, con la ayuda de mi cómplice, que les grababa —e hizo un ademán hacia el hombre que habían apresado—. Hoy, por fin, les he dicho lo del piso para poder escaparme, pero me habéis enviado ayuda antes.

Nico, el taxista, que había observado toda la escena desde la puerta, se atrevió a preguntar:

—Y digo yo, ¿me da permiso para utilizar esta historia para un relato?
Comesaña farfulló por lo bajo:

—Como si alguien se lo fuera a creer…



Autores:
 

GRUPO LITERARIO PARQUESOL
Armando Manrique Legido
Carmen Mínguez Sabater
Diego Irimia Sánchez
Gloria Martín Barredo
Mar Hernández Hernández
Rocío de Juan Romero
Yolanda Cantalapiedra Alonso
Autor REDLATO CULTURATIC-FLV Fecha 13:41 Propón continuaciones LEER POST COMPLETO

miércoles, 22 de abril de 2015

Y lo que se nos venía encima empezó desde ese mismo momento, cuando Sandra se dio cuenta de que había dejado la llave en las ropas mojadas antes de cambiarse. Por suerte se dio cuenta ahí mismo y el susto se nos pasó rápido, si no teníamos que haber regresado y hubiésemos perdido un tiempo precioso.

Teníamos que salir a un lugar menos apartado e intentar coger un taxi para llegar a esa dirección. Con el atuendo de Sandra teníamos que estar atentos y hacer como que íbamos a una fiesta de disfraces. El taxista se partía de la risa, no podía evitar reírse de la pinta de Sandra y tuvimos que seguirle la corriente Félix y yo y tratar de que ella no hiciera una de las suyas cuando se pone furiosa.

Llegamos al Cuatro de Marzo, Félix llevaba casi el dinero justo para pagar el taxi, faltaban 2 euros que nos perdonó el taxista, que aún seguía riéndose sin parar de mirar a mi hermana.

- Aquí estamos, frente al pisito, no guardo malos recuerdos de este lugar a pesar de que permanecíamos casi siempre guardados- exclamó Sandra, ya liberada de la tensión del taxi.

- Pues yo no puedo decir lo mismo, se me hicieron eternas las semanas, meses, lo que fuera, ahí dentro.

- Venga dejaros de melancolías que aquí hemos venido a otra cosa. Dame la llave, yo mismo abro- apretó Félix al vernos perder tiempo sin necesidad.

Sandra no le concedió ese deseo y cuando iba a meter la llave en la cerradura se dio cuenta de que había sido manipulada.

Acercó la oreja a la puerta y poniéndose el dedo índice en la boca indicándonos silencio intentó averiguar quién podía estar ahí. Al momento, vi como su rostro se transformó; era una señal de que habían llegado antes que nosotros.

Dentro la Jirafa maldecía porque no daba con lo que buscaba.

- Kiril, busca bien, ¿estás seguro de que no hay nada?, no puede ser, busca, rebusca- gritaba ahora como una loca.

Era la señal de que teníamos que desaparecer de ahí y rezar para que no encontraran lo que nosotros veníamos a buscar. Seguro papá había encontrado un lugar perfecto para no dar con las pruebas. Teníamos que decidir qué hacer, ellos no iban a estar mucho más tiempo adentro y nosotros debíamos de actuar.

Ya de nuevo en la calle, y para nuestra sorpresa, el taxista nos esperaba.

- Vamos chicos, ustedes traman algo y yo quiero ser parte de esto, yo antes fui policía, y de los buenos. ¿Cuál es el próximo destino?, ¿a quién liberamos?- sin duda, nos iba a ser de gran ayuda este extraño taxista.

- Para la calle Hípica, seguro que vuestro padre permanece aún allá. Siendo ahora cuatro, y probablemente poca la vigilancia que tenga, podremos liberarlo y después con su ayuda buscamos a mis padres -apuntó Comesaña todo decidido.
Autor REDLATO CULTURATIC-FLV Fecha 15:07 Propón continuaciones LEER POST COMPLETO

lunes, 20 de abril de 2015

Aquel momento de tensión extrema se transmutó por mor de la expiación del alma en un sincero desahogo. Tras el tremendo susto y después de controlar nuestra violenta reacción, Comesaña narró, con voz entrecortada, una VERDAD que fluía a trompicones como aquel tronco sumido en un remolino del que intenta escapar.

Nos contó lo acaecido desde el desdichado día en que al llegar del instituto encontró su casa violentada y destrozada. Por toda explicación apareció en su cama una misiva con órdenes precisas si quería volver a ver a sus padres con vida. Esa misma tarde le visitaron Kiril y la Jirafa dejándole muy claro su misión: buscarme y ganarse mi confianza de nuevo. Tenía que sonsacarnos el modo de descifrar el código que nuestra madre creó, encerrando allí la información vital para incriminar a los responsables de la mafia rusa en España.

Relató, entre lágrimas y en un clima de mutua comprensión, las amenazas y el ultimátum de Julia al no obtener resultados. Nos explicó lo acontecido en la gasolinera, donde nos habían seguido Kiril y su esbirro. Habían decidido que ya no les resultaba de utilidad con lo que le amordazaron y tiraron en un terraplén junto al lavadero de coches. Un cliente escuchó sus lamentos guturales y le liberó.

-¿Cómo has llegado hasta aquí?-le interrogó Sandra.

- Tu padre y yo nos inventamos, para ganar tiempo, lo de la caja adosada al puente.

-¿Cómo, has visto a papá? ¿Dónde? ¿Cómo está?- le pregunté histérico.

-Le cambian de piso. La última vez le tenían en la Calle Hípica y…

-¿Y?

-Nada, que vuestro padre es tremendamente fuerte. Resiste. Está bien.

Aquellas palabras lejos de tranquilizarnos nos angustiaron más si cabe, e imaginamos a nuestro padre torturado y vejado por aquellas alimañas. Comesaña no se atrevía a decirnos su estado real, estaba convencido.

-Pedí a mi rescatador que me trajera al Puente Colgante y allí no tuve más que seguir vuestro escandaloso rastro acuoso.

-Ya no sé si debo creerte.-Le dije con tono conciliador.-Eres desconcertante.

-Vosotros sí que despistáis con esas trazas.

-La única vía posible es descifrar de una vez la relación numérica. Ayuda a mi hermano mientras busco unas ropas menos llamativas.

-Pero… Si soy un zote en mates, ¿por qué crees que le copiaba?

-¿Sólo en mates?- protesté.

Nos concentramos en tan trascendental tarea y, tras dos horas gastando materia gris, llamamos con alborozo a Sandra, que para entonces apareció disfrazada de lagarterana.

-No sé a qué llamas “ropas menos llamativas”.- rio Comesaña.

-¡Vamos! ¿Qué dice? No hay tiempo.

-EN EL LUGAR PROHIBIDO ENCONTRAREIS LA RESPUESTA. SED LIBRES.-Cantamos a coro.

-¿Qué es eso del lugar prohibido?-preguntó Félix.

-Fue el sitio dónde nos ocultó nuestro padre un tiempo. Un pisito en el Cuatro de Marzo. Todavía llevo la llave.-Le aclaró Sandra.

-Corriendo. La vida de mis padres y el vuestro depende de nosotros.

De modo espontáneo nos abrazamos en una cálida piña insuflándonos una energía que íbamos a necesitar para lo que se avecinaba…
Autor REDLATO CULTURATIC-FLV Fecha 15:31 3 continuaciones finalistas LEER POST COMPLETO

viernes, 17 de abril de 2015

Me precipité a las aguas tras Sandra. Los dos éramos buenos buceadores. Vivir en Alicante había tenido sus ventajas y una de ellas era el poder aprender submarinismo. Intentamos sumergirnos lo más posible pero aun así las detonaciones de los disparos llegaron a nuestros oídos. Los rusos debían estar tremendamente furiosos.

Estuvimos cerca de un minuto braceando en el seno de aquellas turbias aguas henchidas de incómodos habitantes: ramas, botes, plásticos, jirones de tela y algún ignoto cuerpo carnoso que bien pudiera tratarse de una rata. Sentíamos su roce mientras avanzábamos hacia el otro lado del puente. Allí, una colonia de carrizales nos cobijó de las inquisitoriales miradas de nuestros perseguidores. Comprobamos, ateridos de frio, el estado enfebrecido de Kiril y su amigo que recorrían el pretil del puente asomándose aquí y allá con sus negras pistolas. La encapotada noche favorecía nuestra ocultación.

El tiempo pareció detenerse, como si los pequeños granos de arena tuvieran pánico a deslizarse por la superficie acristalada del reloj.

-Como no salgamos pronto de aquí,-dijo mi hermana tiritando-no hará falta que los esbirros de la Jirafa nos maten.

En ese instante, el rugido del motor del Twingo nos permitió respirar aliviados. Abandonaban la búsqueda.

Trepando por la terrosa ladera ascendimos hasta la pradera aledaña al río. Una vez allí corrimos chorreando agua hasta el antiguo cuartelillo de la Guardia Civil. Y esta vez la suerte se alió con nosotros al encontrar unas ropas viejas abandonadas en un contenedor de basura. Rebuscamos hasta acomodarnos unas prendas secas. Miré a Sandra y a pesar de la tensión se me escapó una carcajada al verla disfrazada de cabo de la Benemérita. Yo, sin embargo, me tuve que conformar con unos pantalones de loneta que me llegaban por la pantorrilla y un suéter femenino.

-¡La hemos liado buena!-me lamenté. Quizás en estos momentos le están haciendo algo malo a papá.

-Confío en que no sea así. Al fin y al cabo todavía nos necesitan, y eso que no saben que tenemos el alfabeto. Por cierto, ¿Dónde lo tienes? ¿Se quedó en el coche?

No. Por suerte tanto el código numérico como el alfabeto para desentrañar su significado los había guardado en mi bolsillo dentro de mi monedero. Tanteé las ropas mojadas y comprobé su estado.

-¡Bien! Están intactos. Y luego dicen que las cosas del mercadillo… Pues esté portamonedas es un seguro de vida…

-Debemos darnos prisa y descifrar cuanto antes la relación de números. Conociendo la pasión de mamá por las mates estoy convencido que contiene el lugar dónde escondió las pruebas incriminatorias del caso “Gueru”.

Reactivado por el recuerdo de mi madre y por la necesidad de vengar lo que le ocurrió, me acodé en un rincón de nuestro refugio y aprovechando la luz que llegaba de una farola comencé la difícil tarea. O iba a hacerlo porque, de súbito, se escuchó un estrépito que nos obligó a parapetarnos tras una mesa.

-¡Comesaña! ¡Hijo de la gran…!- gritamos al unísono los dos.
Autor REDLATO CULTURATIC-FLV Fecha 15:13 3 continuaciones finalistas LEER POST COMPLETO
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